John Maus es uno de esos músicos que no encontrarás fácilmente. Tienes que ir directamente a su música porque sino es difícil que él llegue a ti. Lo digo porque es un artista que ni se radia ni suele estar en las noticias musicales.
A mi me pasó justo hace 10 años, en un concierto de la banda de Brooklyn Chairlift, su cantante, la maravillosa Caroline Polacheck llevaba una camiseta en la que se leía "We Love John Maus".
Y claro, la curiosidad puede con uno. De repente me fui a Spotify y tecleé su nombre. La verdad que con lo que me gustan los sintetizadores vintage, los sonidos ochenteros, de repente tuve un viaje astral y vi un mundo nuevo por explorar décadas después.
En sus inicios John Maus fue teclista de Ariel Pink y Panda Bear
"We Must Become the Pitiless Censors of Ourselves" es el tercer álbum del de Minnesota, por cierto, Doctor en filosofía política y quizás esa sea la razón del título tan rebuscado. "Debemos convertirnos en los inmisericordes censores de nosotros mismos" es una frase del Filósofo francés Alain Badiou.
A su música le inyecta esa personalidad extravagante, a veces primitiva y arrebatadora que tanto lo caracteriza. Imperan los bajos, teclados y vocoders que resultan ser una sinergia entre la oscuridad del post-punk y la parte más luminosa del synth pop. Y todo ello sumergido en un Lo -Fi que ensucia el sonido y lo hace tan adictivo.
Si de verdad tenéis curiosidad en escuchar su obra os recomiendo empezar por este álbum. "Believer", "Hey Moon" o "Quantum Leap" son pequeñas obras maestras.
John Maus no es un tipo que intente agradar, ni en sus letras, ni en el escenario, ni sacándole brillo a sus sonidos a veces abstractos. Pero en los peores días es el único que me relaja y hace que me quede dormido con su música, como si el mundo fuera maravilloso.
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