Hace 40 años el Teniente Coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero asaltó el Congreso de los Diputados, o lo que es lo mismo, la Democracia. Esa España casposa y en blanco y negro a la que representaba, con una gran legión de seguidores que por desgracia siguen estando a la orden del día en pleno 2021, contrastaba con la otra que empezaba a vivir en color.
Y en esa otra había vida inteligente, personas que se preocupaban de vivir, de empezar a ser un país avanzado sin tener que mirar de reojo a Inglaterra, Francia, Alemania...a países con plenos derechos desde hacía muchas décadas. España empezaba a sacar la cabeza cuando de repente alguien se la quiso cortar otra vez, como se había hecho 45 años antes.
Pero la sociedad española ya llevaba más de cinco años sin ese yugo y la creatividad se encontraba por todas las esquinas. Artistas de todo tipo e índole se daban la mano, fotógrafos, músicos, dibujantes, escultores, cineastas...
Si Tejero representaba el concepto gris, represor y retrógrado, Tino Casal podemos decir que era todo lo contrario. Era la libertad , la creatividad, lo transgresor, la inteligencia y el color llevada al mundo artístico. Nuestro Bowie español editaba por esas fechas su primer disco (Neocasal) y nos hacía bailar con temas como el mítico "Champú de huevo".
Los que tuvimos la suerte de vivir el espíritu de los ochenta no lo deberíamos de perder nunca. Es nuestro refugio de libertad.
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